
Anhelo, que pasen a hacer parte de mi alma siempre, los nombres y apellidos de mis amigos, para que queden marcados en mi existencia, aquellos nombres, que ya no están y se encuentran, mas halla de la línea horizontal, de la vida, los cuales, los llevo en cada una de mis oraciones, y los nombres que se estacionaron, solo por una estación en mi vida y tomaron su rumbo; aquellos nombres que todavía no conozco, pero seguro marcaran pauta en mi vida, y mi nombre en la de ellos.
Le doy gracias aquellos amigos, que han estado cuando estoy triste y me siento sola, que con tan solo con una palabra, te dan aliento del bueno, que cuando uno se quiere distanciar, ellos están ahí, para hacerte compañía, dando siempre una sonrisa y prestando su hombro, para ser muletas, que muchas veces uno necesita. Porque definitivamente la amistad es el casamiento del alma, que va mas allá de un momento grato, la amistad, es el sentir de lo que padece la otra persona, una verdadera amistad no tiene tiempo, edad, color, sexo, ni cualquier barrera, la esencia de la amistad, es el apoyo incondicional, pase lo que pase, aceptando los defectos y realzando las virtudes de cada ser humano.
En este momento de reflexión, quiero que se convierta, cada espina, en un jardín de rosas blancas, cada lágrima en miles de sonrisas y abrazos fraternales, cada tiniebla, en luminosas estrellas, que floten en el universo y que de cada sufrimiento, nazca un sentimiento de felicidad.
Mil gracias por encontrarse, o por haber estado en mi vida, gracias a cada uno de ustedes, por dejarme estar o haber estado, en cada una de sus historias, deseo de toda mi alma que me hayan llevado, que me lleven y que siempre este en el tiempo y en el espacio que me necesiten, porque acá estoy, he estado y estaré hasta que Dios me lo permita. ♥